miércoles, 14 de octubre de 2009

historia

Las culturas mesopotámicas también investigaron aspectos relacionados con la Biología, con la Medicina, y la Zootecnia. Por su parte, los egipcios tenían importantes conocimientos agrícolas, así como profundos conocimientos sobre la anatomía humana y animal, debido a las técnicas de embalsamamiento que realizaban. Ya en el Imperio Antiguo (2700-2200 a.C.) se desarrolla ampliamente la medicina y la cirugía, algunos de cuyos instrumentos y técnicas, convenientemente modificados, se siguen utilizando en la actualidad. Los egipcios recogían muestras vivas de plantas y animales de sus expediciones y desarrollaban jardines zoológicos y botánicos, lo que demuestra un gran interés por las Ciencias Naturales.

Las culturas mesopotámicas también investigaron aspectos relacionados con la Biología, con la Medicina, y la Zootecnia. Por su parte, los egipcios tenían importantes conocimientos agrícolas, así como profundos conocimientos sobre la anatomía humana y animal, debido a las técnicas de embalsamamiento que realizaban. Ya en el Imperio Antiguo (2700-2200 a.C.) se desarrolla ampliamente la medicina y la cirugía, algunos de cuyos instrumentos y técnicas, convenientemente modificados, se siguen utilizando en la actualidad. Los egipcios recogían muestras vivas de plantas y animales de sus expediciones y desarrollaban jardines zoológicos y botánicos, lo que demuestra un gran interés por las Ciencias Naturales.

Dentro de las escuelas pitagóricas de la Italia meridional, Alcmeón de Crotona (500 a.C.) descubrió por disección los nervios ópticos que conectan los ojos con el cerebro, así como las trompas de Eustaquio que conectan los oídos con la boca. Entre ambos pueblos, en la isla de Cos, unos 600 años antes de Cristo se constituyó la primera institución científica reconocida: una escuela de medicina.

Su figura más relevante fue Hipócrates (460-370 a. C.), al que se considera padre de la Biología científica y de la Medicina. Elaboró una teoría general sobre composición de la sustancia viva y toda una serie de tratados médicos que configuran el cuerpo hipocrático, vasta síntesis teórica que abarca temas relacionados con la medicina, la embriología, la fisiología y la anatomía de la época. Sus estudios comparados de los embriones del pollo y del hombre le convierten en el precursor de la embriogénesis, punto de apoyo para la teoría de la evolución.

Dentro de la línea de pensamiento iniciada por Tales, Demócrito (460-360 a.C) establece unas profundas bases biológicas cuyo desarrollo posterior dará frutos en las más diversas disciplinas de las Ciencias de la Naturaleza, incluyendo su clasificación sobre los animales en aquellos con y sin sangre que, aceptada por Aristóteles, se mantiene durante milenios. Su aportación universal sobre la visión atomista y considerar que “el azar no es más que la forma compleja de las leyes de la naturaleza que nosotros ignoramos” parecen sus máximas aportaciones al saber universal.

Sin duda, más influyente para la posteridad fue Aristóteles (384-322 a. C.), el primero en resumir las reglas de un razonamiento riguroso, y en consecuencia, los fundamentos de la lógica sistemática. Nacido en Estagira (Macedonia), se trasladó a Atenas, donde fue discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno. Escribió varios tratados sistemáticos sobre embriogénesis, anatomía y botánica, abordó el problema de la biogénesis, es decir de la generación de las plantas y de los animales, admitiendo para algunos de ellos, formas inferiores, la generación espontánea, y se le considera el padre de la Zoología, observando la morfología y estudiando el comportamiento de más de 500 especies de animales, además de crear una escuela de clasificación biológica.

Teofastos disipulo de aristoteles (372-287 a.C.) prestó más atención a los trabajos botánicos. En su Historia de las plantas se recogen algunas aportaciones originales como la observación de la germinación de la semilla.

Tras las conquistas de Alejandro Magno, el centro principal de la ciencia griega pasó a Alejandría (fundada por Alejandro el año 322 a.C.). En el siglo tercero a.C. se produjo una explosión de actividad en el campo médico y biológico en dicha ciudad, bajo el gobierno de los primeros Ptolomeos, dándose una segunda explosión en el siglo segundo de nuestra era, bajo los romanos. Con el Imperio Romano se estableció de una manera pragmática el estudio científico y por tanto se desarrollaron especialmente la Zoología y la Botánica por sus aplicaciones a la ganadería y agricultura. Merecen ser destacadas las descripciones de plantas de Catón (232-147 a.C.) en su libro “De agricultura”.

Lucrecio (98-55 a. C.), que consideraba al azar como la base de lo vivo, sugiere la sucesión de especies por otras más adaptadas, e incluye el término ‘extinción de las especies’ y selección natural. Destaca también la “Historia Natural” de Plinio el Viejo (23-79 d. C.), una vasta compilación de obras derivadas de escritos de cintos de autores romanos y griegos anteriores, en la que subyace la idea de que la naturaleza existía para atender las necesidades del hombre y que fue durante quince siglos la obra de referencia en Historia Natural.

El último de los autores célebres de medicina de la antigüedad fue Galeno (129-199d.C.), quien estudió medicina en Pérgamo, visitando luego Alejandría y finalmente se estableció en Roma. Galeno hizo disecciones e investigaciones con animales vivos y muertos, si bien no practicó disecciones con cuerpos humanos. Elaboró teorías sobre el funcionamiento del cuerpo humano. Sus teorías fueron muy influyentes y dominaron la medicina hasta los tiempos modernos.


La filosofía de Aristóteles se integró en la teología católica gracias a Alberto Magno (1193-80). Este autor escribió dos obras: "De Animalibus" y "De Vegetalibus aut Plantis", que son excelentes tratados de Anatomía y Botánica. La Zoología se vio beneficiada en esta época ya que, como consecuencia de la afición a la caza, se escribieron tratados de cetrería.

Federico II de Hohenstaufen (1194-1250) en su obra "De arte venandi cum avibus" describe gran número de cuestiones morfológicas del pico, del mecanismo del vuelo, etc.

A partir del siglo XV, y dentro de la revolución científica que tuvo lugar en el Renacimiento, resurge el interés por los estudios anatómicos y fisiológicos. Como figuras importantes hay que destacar a Leonardo da Vinci (1452-1519), quien representa al hombre típico del Renacimiento. Éste realiza estudios sobre el cuerpo humano y su comparación con el de otros animales, así como estudios sobre el vuelo de las aves.

Vesalio (1514-1564) publicó en 1543 "De la estructura del cuerpo humano", que se considera el primer libro correcto de anatomía humana. Por otro lado, Fallopio, discípulo de Vesalio, hizo sus investigaciones sobre el sistema nervioso y los órganos generativos. El descubrimiento de América da lugar a la descripción de muchos seres desconocidos por los antiguos. Merecen destacarse los estudios de José de Acosta (1540-1600), quien puede considerarse pionero de la Biogeografía.

Ya en el siglo XVII, Guillermo Harvey completó el descubrimiento de la circulación de la sangre iniciado por el español Miguel Servet en el siglo XVI. A partir de estas investigaciones y de otros hombres de ciencias, los cuales compartieron esta información, nació la embriología

En cuanto a la Biología, el siglo XVII sería el del desarrollo de los primeros microscopios, lo que amplió el campo de la investigación biológica. Aunque su invención se produce a finales del siglo XVI por los hermanos holandeses Hanssen, corresponde a Galileo el mérito de haberlo introducido en la investigación biológica. Entre los grandes impulsores de la microscopía hay que destacar al italiano Malpighi (1628-1694), que logró ver los capilares, y sobre todo al alemán Leeuwenhoek (1632-1703) que fue el primero que observó el contenido celular, los espermatozoides y los protozoos. El siglo XVII vio también el inicio de la Citología. Hooke (1635-1703) en 1665 dio el nombre de célula (del latín “cella”, espacio vacío) a los compartimentos que observó al examinar un trozo de corcho y que le recordaban las celdas de un panal de abejas, aunque la Teoría Celular aún tardaría más de un siglo en formularse.


Durante este siglo XVII se planteó también otra cuestión biológica que produjo una gran polémica en el terreno de la Embriología. Hasta el momento, se pensaba que el feto existía de forma minúscula (teoría preformista). Los estudios de Harvey (1578-1657) sobre el desarrollo del huevo de pollo y la formación del feto de mamíferos, le condujeron a formular la conocida sentencia "ex ovo omnia", es decir, todos los seres proceden de un huevo. Por otra parte, la descripción de los óvulos en los ovarios de las hembras por Graaf (1641-1673) y el descubrimiento de los espermatozoides en el líquido seminal, dio lugar a una escisión de los preformistas en dos escuelas rivales: los ovistas, que creían que el feto se encontraba preformado en el óvulo y los animaculistas, que atribuían este papel al espermatozoide. Como consecuencia de estas divergencias, a finales del s. XVII las cuestiones de la fecundación y el desarrollo embrionario estaban lejos aún de ser aclaradas.

En el s. XVIII las ciencias biológicas se desarrollan como ciencias experimentales. La Botánica y la Zoología habían estado sometidas hasta entonces a una sucesiva acumulación de observaciones y aunque en la nomenclatura ya había una tendencia a la sistematización, esta no se realiza plenamente hasta mediados de este siglo. La obra “Systema Naturae”, del botánico sueco Carlos Linneo proporciona un gran aporte a la biología, como es la "Nomenclatura Universal", la cual permitió clasificar a las plantas y animales, en clases, órdenes, géneros y especies, nombrándolas mediante la nomenclatura binomial introducida por Bauhin, utilizando un nombre para el género y otro para la especie, actualmente base de la Taxonomía.

Contemporáneo de Linneo, Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788) se opuso a las ideas y métodos de éste por considerar su clasificación artificial. En su obra "Histoire Naturelle" realiza excelentes descripciones de animales e introduce novísimos puntos de vista en el estudio de éstos. Para cada animal que considera, Buffon reúne todos los datos de lo que hoy llamaríamos la "biología" de la especie: velocidad de desarrollo, edad adulta para la reproducción en el macho y en la hembra, duración de la gestación, número de crías por camada, . Por otra parte, se pregunta si la definición de especie es fija o variable; es uno de los primeros en hablar de "especies perdidas" (extinguidas) y considera que las especies más primitivas son formas degeneradas de un tipo original más perfecto, además llama la atención sobre la distribución geográfica de los seres

Dentro de la misma rama de la clasificación, se dio a conocer en este siglo el biólogo francés Georges Cuvier, el cual dedicó su vida a clasificar y comparar las estructuras de diferentes animales, y de fósiles, convirtiéndose así en el padre de la anatomía comparada y de la Paleontología. Será también el precursor de la teoría catastrofista en el debate sobre la evolución que tendrá lugar en el siglo XIX.

Los progresos en el campo de la Física y la Química ayudaron a comenzar a comprender algunos procesos de la fisiología animal. Merecen destacarse los estudios de Hales (1677-1746) y de Albrecht von Haller (1708-1777), este último responsable de la teoría miogénica de la acción del corazón y del papel de los jugos biliares en la digestión de las grasas. La fisiología de la digestión sería además perfeccionada gracias a los experimentos de Ferchault (1683-1757), quien descubrió el poder digestivo de la saliva y el mecanismo químico del jugo gástrico en el proceso digestivo.

También surge el germen de los estudios sobre fisiología vegetal, Priestley (1733-1804) quien observó que las plantas de menta podían restaurar el aire que había sido consumido por la combustión de una vela y el aire restablecido no era tóxico para los animales, por todo ello, consideró que la naturaleza utiliza la vegetación para la restauración del aire.

Ingenhousz (1730-1799) descubrió que esta renovación del aire solo ocurre si las plantas se sitúan en presencia de luz solar y que se debe a las partes verdes de la planta.

Al padre de la Química, Lavoiser se le atribuye el descubrimiento del oxígeno y, con sus estudios, se comienza a conocer la fisiología y bioquímica de la respiración. Sostuvo que la respiración no es una simple combustión del carbón, sino que contiene hidrógeno quemado con formación de vapor de agua. Así, descubrió que los seres vivos utilizan el oxígeno del aire para la combustión de los alimentos, reacción química que produce energía.

Posteriormente y adaptando las ideas de Lavoiser (1743-1794) sobre la respiración de los animales, Ingenhousz propuso que la planta en presencia de la luz absorbe el dióxido de carbono “arrojando al mismo tiempo sólo el oxígeno libre y manteniendo el carbono para sí como alimento”.

Wolff (1733-1794) propone la Teoría de la Epigénesis sobre la base de sus estudios de embriones de pollo, en donde deduce que en el huevo joven no existe un embrión preformado sino sólo el material a partir del cual se construye el embrión. Su obra supuso el comienzo de la Embriología descriptiva. Sin embargo, durante todo este siglo estará presente el problema del principio aristotélico de la generación espontánea de “organismos inferiores” a partir de materia orgánica Años antes, en 1674, Francesco Redi (1621-1698) la puso en duda de forma experimental. Aisló en ocho frascos, distintos tipos de carnes, de los que sólo cerró cuatro; comprobó que en estos no aparecían larvas, mientras que sí lo hacían en los que había dejado abiertos


El inglés Needham (1713-1781) basándase precisamente en el descubrimiento por Leeuwenhoek de protozoos en infusorios, llegó a conclusiones opuestas a las de Redi al encontrar microorganismos al destapar un recipiente en el que había puesto a hervir caldo de carnero.

Spallanzani (1729-1799), repitiendo los experimentos de Needham con mayor precisión y rigor, tomando las suficientes precauciones, como el que no quedase ninguna espora, demostró la inexactitud de dichos experimentos. El intercambio epistolar entre ambos estudiosos es digno de comentario, como uno de los primeros ejemplos entre dos investigadores enfrentados en un tema científico. Además, los estudios experimentales de la fecundación de animales realizados por Spallanzani demuestran la necesidad del contacto entre el espermatozoide y el óvulo, con lo que el estudio de la generación animal entró en una fase nueva. Sin embargo, los partidarios de la generación espontánea persistieron hasta que Pasteur (1822-1895) determinó la existencia de bacterias.
Desde Francia, como se mencionó anteriormente, Buffon (1707-1788 propuso que las especies (pero solo las que no habían sido el producto de la creación divina...) pueden cambiar. Esto fue una gran contribución sobre el primitivo concepto que todas las especies se originan en un creador perfecto y por lo tanto no pueden cambiar debido a su origen.

En Inglaterra, Erasmus Darwin (1731-1802), abuelo de Charles Darwin médico y naturalista, propuso que la vida había cambiado, pero no presentó un mecanismo claro de como ocurrieron estos cambios, sus notas son interesantes por la posible influencia sobre su nieto, como la idea curiosamente británica de que los organismos progresan compitiendo entre sí por el sustento o por las hembras de su especie.

el economista y demógrafo Robert Malthus también recurrió a la idea de la competición entre individuos para mostrar que el progreso humano era imposible puesto que la población tiende a crecer en progresión geométrica, por la pasión sexual del ser humano, mientras que los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética, por lo que llegará un día en que la población será mayor que los medios de subsistencia, de no emplear medios preventivos y represivos. Propuso como solución abolir las leyes de protección a los pobres, para que, el miedo a la miseria, les hiciera “autolimitarse” en su capacidad reproductiva y “facilitase la movilidad laboral”. Fue el nacimiento del liberalismo económico que dirige al mundo occidental.

Las dos teorías que más éxito tuvieron en este tiempo fueron la catastrofista y la teoría de transformación de unas especies en otras.

Jean Baptiste de Monet, más conocido por Caballero de Lamarck (1744-1829) el científico que acuñó el término biología, el que separó invertebrados de vertebrados, concluyó audazmente, que los organismos más complejos evolucionaron de organismos más simples preexistentes. La teoría lamarckiana señalaba la existencia de cambios en las especies en el tiempo debido al uso o desuso de sus órganos y postuló un mecanismo para ese cambio: la herencia de los caracteres adquiridos. Pero la falta de pruebas de un transformismo según el cual el alargamiento del cuello de las jirafas, su clásico ejemplo, era un carácter adquirido que se explicaba por los persistentes esfuerzos adaptativos, facilitó que la teoría de su agresivo adversario Cuvier acabase imponiéndose en los primeros años del siglo XIX. Así, hacia el 1840, el debate sobre fijismo y evolucionismo estaba resuelto a favor del primero.

El siglo XIX fue un siglo fascinante para la ciencia de la Biología. No sólo se plantean las dos grandes teorías de la Biología actual: la Teoría Evolutiva de Darwin y la Teoría Celular, sino que, significó el comienzo de la genética gracias a los trabajos pioneros de Mendel, diversos biólogos prestaron especial atención a seres microscópicos llamados bacterias, iniciándose la microbiología, nace la bioquímica, se define la ecología y se esbozan las primeras ideas sobre el origen de la vida. Es en este siglo cuando Lamarck y Treviranus introducen el término “Biología” que reemplazará a la expresión “Historia Natural”, por ser esta poco concreta.

Trabajando independientemente, Charles Darwin (1809-82; nieto de Erasmo) y Alfred Russell Wallace (1823-1913), desarrollaron la misma teoría acerca de cómo cambió la vida a lo largo de los tiempos. Darwin comenzó su carrera como naturalista al embarcarse en el Beagle y recorrer las costas de Sudamérica y los archipiélagos del Pacífico durante una larga expedición de cinco años (1831-1836). Durante el viaje, Darwin observó como especies estrechamente relacionadas se habían sucedido unas a otras a medida que descendían hacia el sur por el continente americano, así como que las especies del archipiélago de las Galápagos se asemejaban a las de Sudamérica, si bien diferían ligeramente entre unas islas y otras. Darwin llegó a la conclusión de que las especies orgánicas habían evolucionado a lo largo del tiempo. Wallace visitó el archipiélago malayo donde observó que las islas vecinas estaban habitadas por especies estrechamente relacionadas aunque diferentes, como había observado Darwin, antes que él, en las Galápagos.
en la época por el Imperio Británico. Herbert Spencer (1820-1903) extendió la teoría de la selección natural a la sociedad humana, viendo la supervivencia del más apto como el modo de progreso de la humanidad: el comercio libre y la competencia económica serían las formas sociales de la selección natural. Así nació el peligrosísimo Darwinismo social, en el cual se excusaron las expoliaciones y exterminios de “las razas más débiles” durante la expansión del imperio. Esta ideología, que tiene poco que ver con la Biología y la Evolución, hoy domina prácticamente a toda la sociedad.

En el inicio del siglo, Bichat (1771-1802) había establecido el concepto de tejido como unidad morfológica y funcional de los seres vivos. Dutrochet separa los tejidos en “vesículas completas” y concluye que todos los tejidos orgánicos son agregados de células de varios tipos y su crecimiento es el resultado del aumento en tamaño o número de sus células. Turpin describe tejidos vegetales como formados también por células, contrastando con las ideas por entonces imperantes que consideraban que vegetales y animales poseían una estructura básica diferente.

Definitivamente, el zoólogo alemán Theodor Schwann (1810-1882) mostró que las células del cartílago de los animales también poseían límites bien definidos, comparables a los de las células vegetales, además de poseer núcleo, estructura ya descrita por Brown (1773-1857). En 1838 y 1839, sobre las bases de sus estudios respectivos en vegetales y animales, Schwann y el botánico Mattias Schleiden (1804-1881) enuncian la Teoría Celular, según la cual la célula es la unidad estructural básica de todos los organismos pluricelulares capaz de existir por sí misma.

El enunciado de la Teoría Celular tuvo una gran influencia en la comunidad científica y su importancia en la dinámica de la vida fue establecida cuando, alrededor de 1860, el patólogo alemán Virchow (1821-1902) establece que todas las células tienen su origen en células preexistentes, "Omnis cellula e cellula", y que las propiedades de los organismos son el resultado de las propiedades de sus células individuales. Esta teoría de la "república celular" de los organismos constituyó uno de los primeros intentos de correlación morfo-funcional. De esta forma, los postulados de Virchow consolidaron la Teoría Celular en su forma definitiva

Hertwig (1842-1922) en Berlín, Fol (1845-92) en Ginebra, en animales y Strasburger (1844-1912) en Bonn trabajando con plantas, descubrieron que la reproducción sexual entrañaba la unión de los núcleos de las células macho y hembra, por lo que Hertwig y Strasburger sugirieron en 1884 que el núcleo de la célula constituía la base física de la herencia.

En 1927 Eldon desarrolla el concepto de nicho y de pirámides ecológicas, y estudia las relaciones alimentarias. Bajo esta perspectiva, el funcionamiento de los ecosistemas se describe como movimiento y transformaciones de materia y energía.